Cuando sólo Drew Eubanks –un jugador con un bagaje total de 34 minutos en cinco saltos fugaces a pista– promedia un peor +/- que tú, que te llamas DeMar DeRozan, algo falla y mucho.
Y falla porque no solo no se cumple la correlación, sino que esta se invierte completamente. DeRozan, con sus casi 28 millones (antes de impuestos) la temporada, es el jugador mejor pagado de la plantilla de San Antonio Spurs, y lo seguirá siendo durante otro año más si activa su player option y en Texas no logran empaquetarlo antes con destino a ‘cualquier parte’, algo deseable entre el Alto Mando si la situación no da un vuelco radical y con el escolta como abanderado y líder del mismo.
Los Spurs, en un Oeste mediocre en su zona templada, no logran afianzarse siquiera en el 8º puesto, último que da acceso al que ha sido su patio de recreo durante los veinte últimos años: los playoffs.
El peso de que esta rutina primaveral se mantenga recae —por contrato, trayectoria, veteranía y recursos–, mayoritariamente, en los hombros de DeRozan y LaMarcus Aldridge; y subsidiariamente y un par de escalones por debajo, en los de Murray, Gay, Mills, Forbes o White –viendo especialmente lo al margen que ha dejado Popovich a un tercer jugador llamado a filas en los prolegómenos del curso, y al que ha ido hundiendo en lo profundo del desván: DeMarre Carroll (con Trey Lyles y ahora Loonie Walker IV beneficiándose cada vez más de ello)–.
Talento obsoleto
De DeRozan, dicen las malas lenguas que es el Michael Jordan de esta década, solo que sin todo aquello que hacía a Jordan ser Jordan (un ganador nato). El mid-range game, herramienta de la que el ’23’ hizo su llave allen y de la que más adelante otros como Kobe, Pierce o McGrady aún supieron sacar provecho dentro del sistema imperante, empezó a perder peso, coincidiendo con el ocaso de La Mamba y la apariciones de Stephen Curry y Daryl Morey (en parqué y despachos respectivamente), alterando la topografía del viejo atlas mundial.
A día de hoy, el tiro de media distancia se encuentra en caída libre. Y DeRozan es un dinosaurio en un mundo diseñado por ordenador. Y todos sabemos cuándo y en qué circunstancias el T-Rex de Google se adueña de nuestras pantallas. Cuando todo lo demás falla, es una graciosa distracción. Solo que el triple y quienes lo ejercen (casi todo el mundo, ya) debe fallar tanto (pero tanto) para que el tiro de cinco/seis metros de DeMar (que, de antedicho, lo maneja mejor que nadie) despunte, que su cotización actual es tan alta como la de un barman en una reunión de abstemios.
Y hoy, para más inri, entre unos Spurs que no dominan y un perfil de franchise player que no convence (lo que deben añorar a Kawhi), StatMuse nos ha destacado lo siguiente.
A pesar de ser el máximo anotador de su equipo (21,5 puntos), a su vez, el peor +/- de la franquicia tejana está en poder de su presunto shooting guard estrella. Un acumulado de -145 puntos; o lo que es igual: un promedio de -4,4 puntos por choque.
Out of the teams currently in the playoff picture, DeMar Derozan is the only player leading his team in PPG but has the team’s worst +/-.
— StatMuse (@statmuse) January 3, 2020
21.5 PPG
-145 +/- pic.twitter.com/cQU5WRtmGS
Si nos ponemos en situación, comprobamos que la cosa se mueve en bloques. Titulares versus suplentes; y a los segundos les va bastante mejor que a los primeros. Al mencionado DeMar (-145), y el resto del quinteto –Aldridge (-3,2), Forbes y Murray (-3,8) y Lyes (-1,6)–, contraponemos al resto de la rotación –Walker IV, Belinelli y Carroll (1,2), Gay (1,5), Poeltl (1,9) o Mills (3)–.
Otros Stats
Daniel Myers hizo una pequeña fortuna por ser el creador del Box plus-minus (BPM), un algoritmo, hoy propiedad de Basketball-Reference, consistente en evaluar la contribución de un jugador para con su equipo, y recurriendo a las 100 posesiones (criterio de medida actual para ponderar cualquier stat avanzado) para calcular la media.
Un valor de 0,0 ubica al jugador en la zona estándar, un +5 nos lo ubica en la franja All-NBA level, y un -5… mejor ir llamando a su agente para que le vaya informando que el curso próximo estará jugando, con suerte, en la G League.
¿Empieza, no obstante, a estar el BPM un poco como el mid-range de DeMar, es decir, desfasado? Correcto. ¿Es, por ejemplo, el RPM (Real Plus-Minus) un dato más certero y detallado para medir el impacto de un jugador respecto a sus compañeros y la entera totalidad de la Liga? Correcto también.
¿Son ambos, junto con el mencionado y simple +/-, o el más específico VORP (Value Over Replacement, específico que engloba el factor ‘tiempo en pista’) un conjunto de datos complementables que no por su naturaleza o preeminencia en el tiempo deben anularse los unos a los otros o restar valor? Sin lugar a dudas.
En el BPM, DeRozan ocupa el puesto 111º del global de la NBA, con un 0,0 (perfectamente estándar con un sueldo en absoluto estándar), mientras que Aldridge escala hasta el 54º, gracias a un aceptable (para su estatus) 2,2.
En el cotizado RPM (aquí es ESPN quien tiene los derechos), donde LeBron es el actual líder con 9,71 puntos, DeRozan, con sus -1,66, ocupa el puesto 97 de 114… ¡¡entre los escoltas!!
En cuanto al VORP (donde Harden (4), Doncic y Antetokounmpo (3,8) son torre, caballo y alfil), DeRozan se pierde entre el pueblo llano: puesto 112º (0,5) por el puesto 33º de Aldridge (1,1), el otro jugador franquicia.
El mercado de invierno cierra el próximo 6 de febrero. R. C. Buford, a punto de bajarse de la noria y quizás pensando en dejar una nota final en su legado, lo sabe muy bien.
(Fotografía de portada de Ronald Martinez/Getty Images)
La entrada DeRozan: el ‘peor-mejor’ de San Antonio Spurs se publicó primero en nbamaniacs.
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