A raíz del estreno del documental The Last Dance, mucho se ha comentado sobre lo mal asesorado que estuvo Scottie Pippen durante sus mejores años en los Chicago Bulls. Ausencia de un buen consultor/a en el apartado económico, se entiende.
El eterno ’33’ de Illinois, no en vano, resultaba el sexto jugador en salario de la plantilla de los Bulls en la temporada 1997-98. Sí, sexto; encontrando por delante a jugadores de rango inferior como Ron Harper, Toni Kukoc, Dennis Rodman o Luc Longley.
La tabla salarial de los Bulls estaba liderada, cómo no, por Michael Jordan. De largo además, con un salario de 33,1 millones de dólares, según datos de Basketball Reference. Lo que se dice una completa barbaridad. Jugador mejor pagado, con diferencia, de la Liga por aquella época, con bastante distancia respecto al resto de mejor colocados: Patrick Ewing (20,4) y Horace Grant (14,2) y Shaquille O’Neal (12,8).
En Chicago, a Jordan le seguían los pasos, también desde bastante lejos, Harper y Kukoc (ambos 4,56 millones); y después estaban Rodman (4,5) y hasta el australiano Longley (3,1).
Scottie Pippen recibía una retribución de 2,7 millones de dólares, jornal bastante inferior al rendimiento que aportaba en pista para aquel legendario equipo. Por aportar más contexto todavía, Pippen solo percibía un millón más que Bill Wellington (1,8), pieza de lo más secundaria en aquella horda de Phil Jackson.
Con los años, se estableció como mantra la deuda económica que aquellos Bulls contrajeron con Pippen, su segundo mejor jugador en plantilla. Una cuenta real, pues estaba remunerado muy por debajo de su valor de mercado, al igual que lo estuvo en temporadas anteriores.
Sin embargo, también conviene recordar que Chicago echó una mano a Pippen ya en sus últimos pasos como profesional. Después de concluir su contrato firmado con Houston (después pasó a Portland) en enero de 1999, los Bulls ‘regalaron’ al veterano alero dos años y diez millones de dólares como recluta experimentado (38 años) en su, por entonces, joven roster.
Pippen no cumpliría las dos campañas, pues se retiró después de la primera pero sí obtuvo la totalidad de aquellos diez millones. Una deuda moral que poseían los Bulls y que consideraron oportuno saldar con aquella maniobra; una de las primeras de John Paxson tras suceder en el cargo de general manager a Jerry Krause, por cierto.
Su contrato en Houston
Al terminar el ciclo del segundo Threepeat, cada mochuelo voló a su olivo particular. A Scottie Pippen se le pudo encontrar en los Rockets, firmando el contrato más lucrativo de su carrera: alrededor de 75 millones repartidos en cinco años.
En aquella ocasión los Bulls también aportaron cierto servicio al eterno guardés del honor de Michael Jordan. Los Bulls reclamaron los derechos de Pippen en la agencia libre 1998-99 para después moverle en sign nad trade a los Rockets. El movimiento permitió a Pippen llevarse unos 25 millones más de los que hubiera ganado si hubiera firmado por la franquicia de Texas sin más.
(Fotografía de portada: Al Bello /Allsport)
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