La reanudación de la temporada está aquí ya. Tras cuatro meses que se han hecho muy largos –y no solo por la falta de NBA– llega el momento de vivir un final de campaña tan atípico como interesante. Los favoritos siguen siendo los mismos. Los Lakers con LeBron James a la cabeza, los Bucks con Giannis Antetokounmpo intimidando día sí y día también, los Clippers con Kawhi Leonard haciendo de todo como si fuese sencillo… A nadie escapa que los focos estarán puestos sobre ellos. Pero hoy queremos mover el encuadre hacia otros chicos; esos que empiezan en un segundo plano pero que un instante, en un momento del todo o nada, pueden ser determinantes. Hoy hablamos de jugadores que formando parte de un equipo con aspiraciones pueden cambiar un partido o eliminatoria sin estar destinados a ello. Estos son los jugadores determinantes en la sombra de la Conferencia Este.
Boston – Marcus Smart
Jayson Tatum y Kemba Walker son All-Star. Jaylen Brown es un segunda espada tan fiable anotando como defendiendo. Gordon Hayward va sobrado de talento, pero… ¿qué sería de ellos sin un Marcus Smart insaciable y hambriento? El base/escolta es el espíritu celtic en sí mismo. No tiene el mejor tiro. No es el más alto. Tampoco es el jugador más atlético. No le hace falta.
Marcus Smart pasa por ser uno de los jugadores más desagradables a enfrentar en la NBA. Su intensidad, su defensa, su motivación. Es que literalmente no para. Ya puede ir ganando o perdiendo por 30; él siempre cree que es posible. Es ese tipo de jugador al que le encargarías una heroicidad. Sabes que si no lo consigue no será por no haber dejado esa última gota de sudor sobre el parqué. Por eso es tan determinante en momentos decisivos. Cuando el resto del equipo se vea aletargado con los brazos abajo, él se levantará de la lona aunque le llamen loco por ello.
Sus estadísticas totales quizás no levanten la voz, pero los datos sobre su defensa no necesitan altavoz. Entre los jugadores que juegan al menos 20 minutos en Boston es quien peor porcentaje de tiro provoca a los oponentes con un 43,8% en tiros de campo, lo cual se repite en triples al dejarlos en un 33,8%. Y por supuesto es quien más robos realiza con 1,6 por noche. Pero una vez más, no es eso lo que le puede hacer estar por encima del resto cuando más haga falta, sino su mentalidad de luchador incansable.
Philadelphia – Al Horford
Llegó como estrella, como un jugador llamado a darle un plus a un equipo que el curso pasado fue eliminado en siete partidos por el que terminaría siendo campeón: Toronto Raptors. Sin embargo, no ha ocurrido hasta ahora. La capacidad Al Horford para jugar al baloncesto a gran nivel está fuera de toda duda. Lo demostró en Atlanta Hawks, donde debutó como All-Star; y lo refrendó en Boston Celtics siendo referente de un equipo que perdería en las finales del Este de 2018 ante los Cavaliers de LeBron James por 4-3.
Horford no ha terminado de encajar en Philadelphia, pero no se le ha olvidado cómo jugar a esto. Poco antes de la suspensión de la temporada Brett Brown lo relegó al relegó al banquillo. Puede ser una decisión acertada. Viéndolo en acción a lo largo del curso estaba claro que gran parte de sus cualidades se difuminaban junto a Joel Embiid, quien aglutinaba gran parte de las tareas de reparto de juego en ataque. Horfotd puede ser ahora quien marque el paso de la segunda unidad. El dominicano puede ser el factor ‘sorpresa’ desde el banquillo, no porque dudemos de él, sino por haber tenido hasta ahora una campaña irregular. Además, seguro que ha llegado a la burbuja dolido, con ganas de demostrar que puede empujar a los 76ers hasta las Finales, o al menos a quedarse cerca de ellas. Puede que tenga algunos partidos en los que pase algo desapercibido, pero también llegarán otros en los que su visión de juego, pasión sobre el parqué y capacidad defensiva marcarán la diferencia.
Miami – Andre Iguodala
¿Alguien duda de Andre Iguodala? Tras pasar bastantes meses sin jugar –así lo decidió al ser traspasado a Memphis Grizzlies–, el MVP de las Finales de 2015 terminó recalando en Miami Heat poco antes de la suspensión de la temporada a causa del coronavirus. En el poco tiempo que pudo participar con los de Florida se le vio algo falto de ritmo, en lo que podríamos catalogar como periodo de adaptación. No obstante, poco de eso quedará cuando llegue el momento decisivo, los playoffs, y sí mucho de ese jugador capaz de empujar a sus compañeros hacia la victoria.
Para empezar es un valuarte defensivo. Sí, son ya 36 años, pero durante su carrera no ha sufrido ninguna lesión de gravedad, lo que le ha permitido mantener gran parte de su potencia física. Y claro, la experiencia también juega un papel fundamental en todo esto. Son cinco Finales consecutivas y tres anillos con Golden State Warriors. Cuando en Miami haya un instante de vacilación, a Iggy no le temblará el pulso. Quizás no esté para jugar 30 minutos a pleno rendimiento, pero Erik Spoelstra puede encontrar en él un antídoto para momentos puntuales, sobre todo en los finales de partido. En ese contexto Iguodala se mueve como pez en el agua.
Milwaukee – George Hill
George Hill es uno de esos jugadores que parece que ni padece ni siente sobre la pista. Ya vaya ganando holgadamente, esté muchos puntos abajo o se decida el vencedor desde la línea de tiros libres, a este base de 34 años es difícil verle cambiar al gesto. Esta es una enorme cualidad cuando hablamos de un equipo que aspira a todo y que, por supuesto, deberá superar algunos momentos complicados por el camino.
Cuando lleguen instantes, segundos de tensión… Hill tendrá la capacidad de aportar la calma necesaria para que el barco no pierda el rumbo. Sin duda transmitirá seguridad a todos, pero su sello sobre la pista no queda ahí. Cuando hablamos de calma no lo hacemos solo en un contexto de relajación, sino en uno en el que si hay dos tiros libres decisivos probablemente los meterá, si las muñecas empiezan temblar, su triple entrará. Hill llega a estos playoffs tras curtirse en muchas batallas, y eso es algo que agradecerán unos Milwaukee Bucks que aunque sean claros favoritos en el Este, tampoco tienen una gran experiencia en estas lides. ¿Necesitamos más pruebas? La campaña pasada pasó de hacer 6,8 puntos durante la temporada regular a los 11,5 en la postemporada con un 41,7% en triples.
Toronto – Norman Powell
No fueron pocos los que vaticinaron que Toronto Raptors sufriría un duro golpe con el adiós de Kawhi Leonard. Fue un golpe, exacto, pero uno que les ha hecho ser aún mejor equipo. Los canadienses cerraron su participación hasta la suspensión como segundo clasificado del Este, algo que lograron pese a que muchas de sus piezas más importantes sufrieron lesiones de cierta duración. Marc Gasol, Pascal Siakam, Kyle Lowry… Todos ellos se vieron relegados durante bastante tiempo a ver los partidos desde fuera. Pero hoy no nos ocuparemos de ellos, sino de un chico que desde la segunda unidad puede cambiar el rumbo de una noche de baloncesto: Norman Powell.
Este escolta de 27 años es un chico criado baloncestísticamente en Toronto –se hicieron con él en el draft de 2015– y que ha crecido mientras los canadienses se preparaban para ser campeones. En el presente curso ha dado un enorme salto en su aportación al pasar de los 8,6 puntos por noche a los 16,4; todo ello mientras mantenía encendido el interruptor del microondas, y es que Powell necesita poco más que un chasquido para activarse. He aquí su gran valor. Con un gran físico y un muy buen tiro, Powell es capaz de dar la vuelta a un partido que parece acabado a base de canastas. Se trata de uno de esos jugadores que cuando menos te lo esperas entra en racha y convierte una enorme desventaja en otra exigua. Los Raptors son un equipo que llega a Orlando con un plan muy marcado, pero si este no funciona, si hay que quemar el guión y escribir otro sobre la marcha, Norman Powell puede ser quien se ocupe de ello.
Indiana Pacers – Jeremy Lamb
Indiana se cuela en esta lista por los pelos. Durante la temporada regular se ha ganado el papel de conjunto correoso que puede poner en dificultades a los ‘gallitos’ del Este, pero la realidad es que a estas alturas ese papel está en duda. Por un lado no sabemos si Victor Oladipo jugará o a qué nivel podría hacerlo. Por otro desconocemos si Domantas Sabonis –pieza indispensable del equipo– podrá recuperarse de su lesión y si lo hará con tiempo para acudir a Orlando y ayudar a sus compañeros en algún momento. Pese a ello, les damos un voto de confianza y ponemos el acento en un jugador de gran clase: Jeremy Lamb.
Siendo durante gran parte de la campaña titular por las bajas por lesión de varios compañeros, Lamb pasa por ser ese elemento que, pese a ser catalogado en ocasiones como irregular, puede marcar la diferencia en un partido determinado por su facilidad para conseguir puntos. Con un muy buen tiro y una elegancia que despliega en cada una de sus acciones sobre la cancha, este escolta de 28 años tan pronto puede parecer perdido en el partido como empieza a meter canastas sin que casi te hayas dado cuenta. Su papel con Indiana en esta postemporada dependerá de factores externos como es el que todos sus compañeros estén disponibles, pero sea cual sea finalmente el contexto, sin duda podrán confiar en que Lamb haga su trabajo.
(Fotografía de Michael Reaves/Getty Images)
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