Ya conocemos hasta qué punto ha afectado económicamente a la NBA tanto la crisis con China por el tweet de Daryl Morey como la pandemia de coronavirus. Según datos obtenidos por ESPN y que han sido puestos en conocimiento de los equipos, los ingresos de la Liga en la temporada 2019-20 cayeron un 10% para situarse en los 8.300 millones de dólares.
Como era esperado, el mayor golpe ha llegado al no tener aficionados en los pabellones. Para ser exactos se habrían dejado de ingresar 800 millones de dólares en entradas y otros 400 en merchandising, los cuales hay que sumar a los 200 millones de recorte por el problema con China. Las cifras son elevadas sí, pero lo que preocupa en el seno de la NBA es que pueden quedar en poca cosa comparado con lo que puede vivirse en el curso 2020-21.
Para que los equipos tengan claro a qué se enfrenta la competición, esta ha puesto en su conocimiento que si la próxima campaña se desarrollase plenamente sin público en estaríamos hablando de una pérdida proyectada del 40% de los ingresos, o lo que es lo mismo, de aproximadamente 4 mil millones de dólares.
Estas cifras salen a la luz de manera coincidente con la negociación que llevan a cabo NBA y Sindicato de Jugadores de cara a determinar cómo se modifica el Convenio Colectivo para situar el límite salarial y de impuesto de lujo para la temporada venidera. Según cálculos de ESPN, si NBA y NBPA hubiesen seguido la fórmula habitual, el tope salarial habría caído de los 109 a los 90 millones de dólares, un descenso que habría supuesto que muchos equipos tuviesen que desprenderse de contratos para no gastar enormes cantidades en impuesto de lujo; y a su vez, esto habría paralizado el mercado.
Números artificiales
Esa es la determinación que se ha tomado. Entendiendo que un descenso de 19 millones de dólares no haría sino perjudicar aún más a la competición, la negociación está centrándose en inflar artificialmente el tope para mantenerlo en 109 millones de dólares. La manera de compensar tal movimiento sería destinando un mayor porcentaje del salario de los jugadores (habitualmente del 10%) en un fondo de garantía. Si al acabar el ejercicio los salarios exceden lo que les correspondería por ingresos, parte o la totalidad del fondo se destinaría a los equipos. Este plan no termina de convencer al Sindicato de Jugadores porque podría perjudicar a un grupo de jugadores al ver cómo la compensación no se produce repartida en varios años.
Bendita burbuja
No se puede definir de otra manera. Durante mucho tiempo hubo dudas sobre si se reanudaría la temporada 2019-20, pero sin duda el componente financiero invitaba a que así fuese. Terminada con éxito la experiencia, la NBA ha desvelado que con su celebración se evitaron pérdidas por valor de 1.500 millones de dólares. Conociendo además que el coste fue de 190 millones de dólares, claro está que la decisión fue más que acertada. En caso de no haber regresado a las canchas la situación en estos momentos sería realmente catastrófica.
Diciembre, el mes más rentable
Tras semanas en las que se daba por hecho que la campaña siguiente se desarrollaría plenamente en 2021, la Junta de Gobernadores sorprendió acordando el 22 de diciembre como día para iniciar el curso 2020-21. Entre los motivos para ello vuelve a dominar el factor financiero. La NBA estima que se ingresarían 500 millones de dólares más empezando en ese momento que si se espera a enero o febrero. Además, esto permitiría evitar que el final de la campaña coincidiera con los Juegos Olímpicos o el inicia de la NFL, lo que repercutiría negativamente en unas audiencias televisivas que ya están muy tocadas. Por último, ayudaría a cumplir el objetivo de tener un curso 2021-21 completamente normal en fechas y desarrollo.
(Fotografía de Jeenah Moon/Getty Images)
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