Una frase atribuida a Leonardo Da Vinci afirma que “en los números se encuentra la explicación a todos los misterios”. Una premisa que ha perseguido a los seres humanos desde hace miles de años. Los filósofos pitagóricos fueron los primeros en exponer su creencia de que la armonía del Universo depende de los números. Desde entonces, estos han servido para explicar fenómenos que la mera observación son incapaces de resolver. No sólo eso, sino que, además, no han estado exentos de una gran carga de simbolismo, abordando incluso el ámbito místico.
Los números no son sólo números en la NBA. Precisamente, la gran evolución que ha seguido la NBA durante la última década ha sido como resultado de la explotación de la estadística avanzada. Porcentajes, efectividad, puntos, ratios, box-score, índices, eficiencia… Muchas de las formas de medir el juego se reducen a simples cifras que esconden detrás un mundo poderoso. Hoy en día, quien cuente con el mejor cuerpo de analistas, a todos los niveles, tiene una mayor proyección de éxito.
En lo que incumbe específicamente a los jugadores, los números también poseen un gran valor, aunque este sea más bien sentimental e, incluso, azaroso. Una relación que retroalimenta a ambas partes y que converge en algo tan sencillo como los dorsales de las camisetas. Pensar en el número ‘23’ nos evoca sistemáticamente la figura de Michael Jordan. O la de LeBron James. Inmediatamente, citar a Kobe Bryant nos arrojaría al debate de decidirnos por el número ‘8’ o el ‘24’. El ‘33’ nos lo pondría todavía más difícil: ¿Kareem Abdul-Jabbar o Larry Bird?. Bien supo anticiparse a este duelo de colosos Magic Johnson, restándole una única unidad para sellar su inolvidable ‘32’ a la espalda.
Sea como fuere, la realidad es que los números esconden una gran cantidad de historias, curiosidad y homenajes por parte de los jugadores. No hablamos de meras anécdotas o elecciones superfluas. “He oído a jugadores decir que no firmarían por un equipo porque no tenían disponible un número en particular. Puede ser un factor decisivo y entiendo totalmente por qué. Un número es muy importante para los deportistas. Al final, mucha gente no sabrá tu nombre porque te asocia a un número. Y muchas cosas en tu vida pueden girar en torno a eso”, declaró Dwyane Wade en una entrevista para NBA.com en 2011. Por lo tanto, ya no sólo hablamos de una historia pasada que condensar en un par de cifras, sino también de un legado que regalar al baloncesto.
Las razones detrás de esta decisión numérica son puramente anecdóticas pero han impulsado a algunos dígitos a convertirse en algunos de los más exitosos y reconocidos en la historia de la NBA. Unos han tenido más éxito que otros gracias a los éxitos cosechados por las grandes leyendas de la liga.
Las grandes leyendas de la NBA
Gran parte de la historia reciente de la NBA se resume con el número ‘23’. Los Bulls abandonaron su etiqueta de franquicia perdedora gracias –entre otros– a la implacable irrupción de Michael Jordan. De niño, el pequeño Mike idolatraba a su hermano mayor Larry –como pudimos comprobar de una manera más profunda y humana en el documental The Last Dance–, con quien perdía constantemente en los uno contra uno que disputaban y al que llegó a definir como “increíblemente bueno.” Larry usaba el ‘45’ y Michael se conformó con el ‘23’ al considerarse “la mitad de bueno” que él. A su regreso tras su primera retirada optó por el ‘45’ pero aquella decepcionante eliminación ante Orlando Magic le convenció de recuperar el ‘23’, con el cual conquistaría otros tres campeonatos.
De Chicago viajamos a Los Ángeles, haciendo escala en Cleveland. Las dos ciudades en las que LeBron James reinó con el mismo número a la espalda. En Ohio hizo de los Cavaliers un equipo campeón por primera vez en su historia. Cuatro años después, ha devuelto a los Lakers a la cima de la NBA tras una década de sequía. “Él es el fantasma que persigo”, declaró The King hace un par de años. Por supuesto, se refería a Michael Jordan. Curiosamente, durante su estancia en Miami cambió el ‘23’ por el ‘6’ de Julius Erving al estar el primero retirado en homenaje a la leyenda de los Bulls a pesar de que nunca jugó un encuentro con la camiseta de Florida.
Si hablamos de la historia reciente del baloncesto tampoco podemos olvidarnos de Kobe Bryant. El ‘33’ que lució durante el instituto –y con el que jugó su padre– estaba retirado en los Lakers en honor a Kareem Abdul-Jabbar. Cuando le tocó escoger dorsal recordó su participación en el campus ABCD de Adidas de 1995. Aquel día, el escolta completó una exhibición con el ‘143’ en el dorso. Sumando sus cifras (1+4+3) registró el ‘8’ característico de su primera etapa. Las malas lenguas sugieren que el cambio al ‘24’ se debió a que era el número inmediatamente superior al de Michael Jordan, su gran referente.
Y es que por los Lakers han pasado algunos de los mejores jugadores de todos los tiempos. Durante los años 80, el surgimiento del bellísimo Showtime estuvo marcado por la presencia en Hollywood de Kareem Abdul-Jabbar y Magic Johnson. La insultante dominancia del pívot fue tal que incluso se trasladó a las camisetas. Cuando aterrizó en la franquicia en 1975 exigió para sí el ‘33’ de Milwaukee que poseía Cazzie Cassell. Nadie más volvería a vestir esa camiseta en Los Angeles, obligando a los que llegaron después a modificar sus pretensiones. Así, Magic Johnson se conformó con el ‘32’ tras lucir el ‘33’ en Michigan State y, posteriormente, Shaquille O’Neal sumó hasta el ‘34’ desde el ‘33’ de su etapa universitaria en LSU. No obstante, el mítico base también aseguró su legado: Charles Barkley cambió su ‘34’ por el ‘32’ tras confirmarse el positivo por VIH de Johnson, Jason Kidd se decantó por el ‘5’ tras sumar sus dígitos (3+2) y Blake Griffin optaría por el mismo años después para aclarar que era mucho más que físico.
Larry Bird también emuló a su archi-enemigo Magic Johnson, con quien compitió desde la universidad. En su caso, la leyenda de los Celtics si portó el ‘33’ durante su exitoso periplo en la NBA. Si bien se comparte habitualmente que se decidió por él porque su hermano mayor Mark también lo utilizaba, otro sector sugiere que también tuvo mucho que ver Rick Mount, el legendario anotador de los Hoosiers que se convirtió en el primer jugador de high school en ser portada de Sports Illustrated.
La razón del homenaje
Todos soñamos de pequeño con seguir los pasos de nuestros jugadores favoritos. Con el tiempo empezamos a comprender que el baloncesto profesional no era más que una simple utopía, pero ello no nos privó de seguir luciendo el número de nuestros ídoles en equipos amateur o pachangas de barrio.
Historias que también comparten esos astros que a nosotros nos resultan inalcanzables. Es el caso de Tracy McGrady, quien creció disfrutando de Penny Hardaway. Su dorsal número ‘1’ se debió a él. Apenas un par de temporadas le privó de compartir roster en Orlando con su gran ídolo de la infancia.
Algo similar ocurrió con Dwight Howard. El reciente campeón de la NBA con Los Angeles Lakers aterrizó en la NBA en la ciudad de Florida portando el ‘12’ a su espalda. De hombre alto a hombre alto, Kevin Garnett fue el gran referente de Howard. Y su dorsal ‘21’, invertido, fue su particular homenaje a su figura.
Además del ‘21’, Garnett también vistió a lo largo de su carrera el ‘5’ (en Boston) y el ‘2’, este último durante su estancia en Brooklyn. A este caso no le acompaña una historia feliz ni un relato de superación. El ‘2’ es el mismo que lucía su gran amigo Malik Sealey, quien falleció en un accidente de tráfico en el año 2000 cuando regresaba de la fiesta de cumpleaños de ‘The Big Ticket’. Recordar a un ser querido o alguien muy cercano. Como Kevin Durant, quien decidió portar el ‘35’ al coincidir con la edad en la que fue asesinado su entrenador cuando era niño. El alero coincidiría con Russell Westbrook durante ocho años en los Thunder. El base también esconde una historia igual de trágica: meses antes de aterrizar en la NBA tenía muy presente el fallecimiento de su amigo Khelcey Barrs. Nada más ser drafteado solicitó el dorsal ‘0’: “Uno se queda con el cero cuando ha vivido ciertas situaciones y trata de buscar un nuevo comienzo”, declararía al New York Times.
Porque no siempre es un jugador el que ha marcado con fuerza la vida de las figuras de la NBA. El dorsal ‘21’ de Tim Duncan homenajeó a su cuñado, quien le enseñó a jugar al baloncesto. Pau Gasol optó por el ‘16’ tras debutar con él en España y Steve Nash, un amante del fútbol, se decidió por el ‘10’ durante su accidentado periplo en Los Angeles en honor a Lionel Messi y Zinedine Zidane.
Y en estos tiempos de revolución social y racial no podemos omitir el caso de Jason Collins, el primer jugador en reconocer abiertamente su homosexualidad en la NBA. Negro y gay en un país que, como hemos vuelto a presenciar recientemente, sigue sufriendo de racismo estructural. En el caso del ya ex-jugador, la decisión de lucir el número ‘98’ fue a raíz del secuestro, la tortura y el asesinato, en 1998, de Matthew Shepard debido a su condición sexual.
El sabor de la venganza
La venganza es un plato que se sirve frío. Pero el corazón de un jugador de la NBA arde de pasión y hambre de gloria. Y en algunas ocasiones, los jugadores han aprovechado la elección de un dorsal para responder a una declaración, ofensa o decisión ajena. Tres casos ilustran perfectamente esta premisa.
Siempre fue una personalidad controvertida. Su impresionante talento era equiparable a un temperamento especialmente explosivo. De promediar 29,3 puntos durante la temporada 2005-06 a retar a su compañero Javaris Crittenton a un duelo de pistoleros en pleno vestuario. Antes de que sus problemas extra-deportivos le alejaran de la NBA antes de tiempo, Gilbert Arenas lució el dorsal ‘0’ durante casi diez temporadas completas. Fue su principal fuente de motivación para todos aquellos que decían que sería el número de minutos que jugaría en la NBA.
En una liga donde muchos perdonan pero pocos olvidan, un dorsal puede servir como recordatorio a todos los críticos o ejecutivos que pasan por alto sus cualidades. Es el caso de Tayshaun Prince, quien fue seleccionado en la 23ª posición del draft de 2002 por los Pistons. Su número ‘22’ recoge “una manera de no olvidar a cada uno de los jugadores escogidos antes que yo.” Sus virtudes defensivas e intensidad sobre la cancha casaron rápidamente con la versión 2.0 de los Bad Boys de Detroit. En su segundo año en la NBA se convirtió en titular indiscutible y conquistó el anillo.
Algo similar a lo que pensó Brandon Hunter. Después de cuatro sensacionales años en Ohio, donde registró un récord histórico en rebotes y tiros libres con la camiseta de los Bobcats, aspiraba a completar una gran carrera en la liga. Aún así, no sería seleccionado hasta la 56ª posición del draft de 2003 –el mismo de LeBron James, Carmelo Anthony, Dywane Wade, Chris Bosh y… Darko Milicic– a pesar de que se le auguraba un puesto en el top 10. Entonces, decidió usar el ‘56’ para demostrar a todos que se equivocaban. Sin embargo, su odisea en la NBA apenas se prolongaría durante dos años entre Boston y Orlando.
Curiosidades varias
En este punto podemos abrir nuestro cajón de sastre particular para dar cabida a un número sin fin de anécdotas que rodean a los dorsales de los jugadores. Y Dennis Rodman merece un capítulo especial para él solo.
Sus excentricidades y numerosos episodios extra-deportivos tienen su prolongación en este ámbito. Después de dos anillos en Detroit y otros años tantos poniendo a prueba los nervios de Gregg Popovich en San Antonio, el Gusano vistió tres números distintos que ejemplifican su controvertido carácter. Justificó su ‘91’ en Chicago por su supuesta dificultad para ser marcado por los árbitros. Cuando jugó en Los Angeles lo cambió por el ‘73’ para recordar a todos sus siete títulos al máximo reboteador y sus tres campeonatos con los Bulls. El ‘70’ durante su estancia en Dallas tiene más miga. Al parecer, había solicitado el número ‘69’ pero la normativa de la NBA lo prohíbe por su marcado carácter sexual. Así tuvo que conformarse con el ‘70’, el cual luciría en apenas doce partidos.
Después, el dorsal ‘7’ sirve como punto convergente de dos historias muy diferentes. A Andray Blatche le ayudaba a recordar el número de días semanales en los que hay que estar concentrado. Para LaMar Odom era su número de la suerte y el mismo que su abuela usaba como amuleto en el bingo.
Paul Pierce se quedó con el ‘34’ durante toda su carrera al ser la única camiseta de su talla al comenzar su segundo año de instituto y Andrei Kirilenko hizo caso al amigo que le recomendó portar el ‘47’ en representación al rifle AK-47, el cual también fue su apodo en la NBA. A su vez, Chris Webber optó por el ‘84’ durante su reducida estancia en Detroit después de que su sobrino soñara verlo jugando con ese número.
Y no podíamos cerrar esta pequeña sección sin mencionar a una de las mejores y más genuinas organizaciones de los últimos 25 años. Retrocedemos en el tiempo a 2002. Manu Ginóbili es presentado por los Spurs tras dominar Europa con la Kinder Bolonia. Si buscamos imágenes de aquella fecha nos encontramos al internacional argentino portando una camiseta que muestra el número ‘6’. Un dorsal que nunca llegó a lucir: los aficionados no encajaron nada bien que un recién llegado portara el número que acababa de dejar libre Avery Johnson. Así, lo sustituyó por el ‘20’, su estandarte hasta su retirada.
Sin embargo, no siempre hay una razón de peso en la elección de un dorsal. Kyrie Irving señaló en una entrevista para Sports Illustrated en 2012 que su decisión de jugar con el ‘2’ al recalar en la NBA fue fruto del azar. “Fue un número aleatorio que escogí cuando me reclutaron. No tiene ningún significado especial.”
Histórico y actual
De este modo, son muchos los números y muchas las historias que encierra la NBA en torno a ellos. Seguramente te habrá picado la curiosidad sobre cuáles son los dorsales más utilizados en la historia de la NBA. Una información que procedemos a compartir en la siguiente tabla (datos de Basketball-Reference):
Dorsal | Nº de veces usado |
---|---|
00 | 39 |
0 | 107 |
1 | 231 |
2 | 210 |
3 | 332 |
4 | 299 |
5 | 338 |
6 | 241 |
7 | 314 |
8 | 263 |
9 | 275 |
10 | 320 |
11 | 367 |
12 | 407 |
13 | 194 |
14 | 327 |
15 | 332 |
16 | 114 |
17 | 156 |
18 | 124 |
19 | 97 |
20 | 334 |
21 | 302 |
22 | 311 |
23 | 235 |
24 | 263 |
25 | 220 |
26 | 53 |
27 | 53 |
28 | 38 |
29 | 26 |
30 | 223 |
31 | 185 |
32 | 227 |
33 | 233 |
34 | 220 |
35 | 174 |
36 | 19 |
37 | 6 |
38 | 9 |
39 | 6 |
40 | 167 |
41 | 107 |
42 | 165 |
43 | 102 |
44 | 214 |
45 | 118 |
46 | 7 |
47 | 6 |
48 | 2 |
49 | 2 |
50 | 118 |
51 | 42 |
52 | 82 |
53 | 29 |
54 | 81 |
55 | 102 |
56 | 3 |
57 | 1 |
58 | 0 |
59 | 0 |
60 | 3 |
61 | 2 |
62 | 2 |
63 | 1 |
64 | 0 |
65 | 1 |
66 | 4 |
67 | 2 |
68 | 1 |
69 | 0 |
70 | 7 |
71 | 3 |
72 | 1 |
73 | 1 |
74 | 0 |
75 | 0 |
76 | 1 |
77 | 14 |
78 | 0 |
79 | 0 |
80 | 0 |
81 | 2 |
82 | 0 |
83 | 1 |
84 | 2 |
85 | 1 |
86 | 2 |
87 | 0 |
88 | 7 |
89 | 2 |
90 | 2 |
91 | 3 |
92 | 2 |
93 | 2 |
94 | 1 |
95 | 2 |
96 | 2 |
97 | 0 |
98 | 3 |
99 | 7 |
Así, nos encontramos con que once de los 101 dorsales han sido utilizados por más de 300 jugadores en la historia de la NBA. El top-5 lo componen los números ‘12’ (John Stockton, Pat Riley, LaMarcus Aldridge o Dwight Howard), ‘11’ (Paul Arizin, Elvin Hayes, Isiah Thomas, Yao Ming o Klay Thompson), ‘5’ (Jason Kidd, Kevin Garnett, Baron Davis, Robert Horry o Andrés Nocioni), ‘20’ (Maurice Lucas, Ray Allen, Manu Ginóbili o Gary Payton) y un empate técnico entre el ‘15’ (Hal Greer, Carmelo Anthony o Vince Carter) y el ‘3’ (Dwyane Wade, Allen Iverson o Chris Paul).
Curiosamente, el legado que citábamos antes no ha tenido un impacto tan grande como cabría de esperar en futuras generaciones: los dorsales ‘23’ de Jordan y LeBron, ‘33’ de Kareem y Bird, o ‘32’ de Magic Johnson presentan un buen historial de uso pero se encuentran a una distancia considerable de los más utilizados.
Si nos ceñimos exclusivamente a la temporada 2019-20 recién concluida hallamos ligeras variaciones. Estos han sido los diez dorsales más utilizados a lo largo del curso (toda la lista aquí):
- ‘5’. 28 jugadores.
- ‘3’, ‘1’ y ‘0’. 23 jugadores.
- ‘8’. 22 jugadores.
- ‘4’, ‘9’ y ‘11’. 21 jugadores.
- ‘10’ y ‘12’. 20 jugadores.
Nos encontramos con un mayor uso de los dorsales bajos que suelen corresponder con los habituales de los equipos de formación, los cuales suelen seguir una progresión numérica desde el cero en adelante. Nuevamente, las leyendas caen en la lista: el ‘23’ ha sido utilizado por 15 jugadores, el ‘33’ por diez y el ‘32’ por tan sólo ocho.
Así, volvemos a la frase que abre este artículo: “en los números se encuentra la explicación a todos los misterios”. Para algunos, la naturaleza de esta premisa reside en la grandeza de un legado. Para otros se convierte en un homenaje perfecto para los que pisaron una cancha antes que ellos. Por el camino, espacio de sobra para curiosidades, anécdotas o el azar. En el medio de todos ellos, el número como principio de todas las cosas. Yo también tengo mi pequeño secreto. Mientras cierro estas líneas miro de reojo mi tesoro particular: el ‘3’ de Drazen Petrovic, el ’30’ de Stephen Curry y el ‘1’ de Tracy McGrady.
(Fotografía de portada de Brandon Bell/Getty Images)
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La entrada ¿Qué hay detrás de los dorsales de la NBA? se publicó primero en nbamaniacs.
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