Cómodos, muy cómodos. Ahora mismo los Lakers se encuentran en una progresión complicada de detener para los rivales, con un LeBron James y Anthony Davis que están en pleno proceso de forjar una dupla imparable, y con la sensación de que los de Frank Vogel están logrando engrasar todas y cada una de las piezas de su puzzle para que cuando llegue la verdadera hora de jugar todo salga según el plan establecido.
La última víctima de los angelinos han sido los Blazers, que cayeron anoche por 113-136. Y decimos víctima porque los Lakers están arrasando en sus desplazamientos a domicilio, con once victorias de forma consecutiva y un balance total que roza lo inmaculado (11-1). La conexión entre LeBron y Davis volvió a funcionar a la perfección. El alero se fue hasta los 31 puntos, mientras que el interior aportaría otros 39 tantos. En total, 70 puntos entre ambos angelitos.
“Tenemos nuestra mente puesta en lograr algo especial. Para alcanzar esa meta tenemos que permanecer en el presente e ir partido a partido. Cada uno de ellos ha de ser tratado y afrontado de forma independiente. Queremos llegar a ser el mejor equipo”, relató Davis al finalizar el choque.
Entre ambos volvieron loca a la defensa de los Blazers, que no supo cómo detenerles en casi ningún momento del partido. Davis llegó al descanso con 25 puntos a sus espaldas, dejando a los suyos 15 arriba para comenzar la segunda parte. Lo curioso es que Davis llevaba unos días con síntomas de gripe y encontrándose mal, algo que sin duda no se pudo notar ni una pizca en el partido ante los Blazers.
“¿Habéis visto lo que ha hecho en esta gira de partidos a domicilio encontrándose enfermo? Ahora está empezando a sentirse algo mejor y no quiero que se ponga bueno [viendo lo bien que está jugando así]. Igual voy a tener que estornudarle encima un par de veces a ver si vuelve a coger el resfriado”, bromeaba LeBron.
Expulsión de Terry Stotts
Si para los Lakers todo fue plácido, para los Blazers la historia estuvo justo en el lado contrario. La peor de las noticias fue la terrible lesión de Rodney Hood, quien sufrió un desgarro en el tendón de Aquiles. Una de las peores lesiones que puede sufrir cualquier atleta y que, lamentablemente, le mantendrá apartado de las canchas durante bastante tiempo.
El otro punto negro, aunque este menor, fue la expulsión de Terry Stotts. El entrenador de Portland protestó con fiereza una falta pitada a Anthony Davis, la cual acabaría costándole una doble técnica y el terminar de ver el partido desde los vestuarios. Hasta Damian Lillard tuvo que ayudar a sacar de la protesta a su entrenador, quien no cesaba de recriminar dicha acción al árbitro Leon Wood. Se trata de la primera vez en la carrera de Stotts que acaba siendo expulsado de un partido de la NBA. Lillard, precisamente, fue el más destacado de su equipo gracias a sus 29 puntos.
Carmelo, también protagonista
Carmelo Anthony tenía una noche de ciertos reencuentros por delante. Y es que los Lakers, que estuvieron muy cerca de acometer su fichaje, finalmente rechazaron su contratación y el ala-pívot acabó firmando con Portland. Anthony acabó con 15 puntos en su haber personal, justo en la misma noche en la que su actual equipo garantizaba su contrato para lo que resta de temporada.
(Fotografía de portada de Steve Dykes/Getty Images).
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