La NBA está suspendida hasta nuevo aviso pero el balón sigue botando en NBAManiacs. Hace unas semanas dimos comienzo a varios seriales históricos con el fin de ofrecer el mejor contenido posible a nuestros lectores durante este tiempo de parón. Recientemente nos centrábamos en la figura de Red Auerbach, el arquitecto de los Celtics durante casi seis décadas, mientras que hace unos días recordábamos a algunos de los mejores jugadores que han vestido la camiseta de Boston. Ahora, hacemos un pequeño viaje atrás en el tiempo para conmemorar a aquellos santuarios del baloncesto que han formado parte de la narrativa general de la NBA. Recintos de leyenda, cargados de éxitos y triunfos, pero también de derrotas y decepción. En esta sexta entrega, el Summit de Houston.
Primera entrega: el Memorial Coliseum de Portland
Segunda entrega: the Mecca de Milwaukee
Tercera entrega: el Chicago Stadium
La etapa de los Rockets en San Diego fue efímera. Duró el mismo tiempo que el propietario Robert Breitbard necesitó para comprender que su empresa había sido un fracaso. El apoyo de los aficionados era cada vez menor y los malos resultados deportivos obtenidos no hacían más que profundizar en la herida.
Así, Breitbard zanjó el asunto vendiendo el equipo en 1971 a la empresa Texas Sports Investments, dirigida por el agente inmobiliario Wayne Duddleston y el banquero Billy Goldberg. La operación se cerró por una cantidad cercana a los seis millones de dólares e, inmediatamente, los nuevos propietarios trasladaron la franquicia a la ciudad de Houston, su actual emplazamiento.
Sin embargo, la ciudad carecía de un pabellón cubierto adecuado para albergar una franquicia de tal calibre. El recinto más grande en ese momento era el Sam Houston Coliseum, inaugurado en 1937 y con capacidad para 9.200 aficionados, pero los Rockets no consideraron nunca dicha opción, ni siquiera como una alternativa temporal. Así, se emprendió de forma inmediata un plan para construir la que sería la nueva casa del equipo: The Summit. Mientras se completaba su construcción, los Rockets disputaron sus partidos como locales en el Hofheinz Pavilion, hogar de los Cougars de la NCAA. Durante la temporada 1972-73, compartieron esporádicamente el HemisFair Arena con los Spurs, por aquel entonces en la liga ABA.
Completado en 1975 después de una inversión de 18 millones de dólares, The Summit se abrió al público con espectacular evento de inauguración en el que Andy Williams puso su voz y cuya recaudación fue dirigida a fines benéficos. El 20 de noviembre de ese mismo año, la banda The Who regalaría al pabellón su primer concierto oficial. Para ese día, los Rockets ya habían disputado cinco partidos en su nueva casa, con un balance de tres victorias (Bucks, Knicks y Cavaliers) y dos derrotas (Braves y Lakers). En pocos años, la franquicia se convertiría en una de las grandes potencias de la NBA y la eterna alternativa a la hegemonía impuesta por varios equipos.
La generación de Moses Malone y las primeras Finales
Ray Patterson firmó numerosos aciertos a lo largo de sus 17 años al frente de las oficinas de Houston. El primero de ellos fue lograr el traspaso de Moses Malone a cambio de enviar dos futuras primeras rondas del draft a Buffalo. Corría el año 1976 y este movimiento cambiaría por completo la errante trayectoria de un equipo que seguía sin dar con la tecla de la competitividad.
En Houston, Malone se convertiría en el primer MVP de la temporada (1979) en la historia de la franquicia y en el primer jugador en ser incluido en el Mejor Quinteto. Poco a poco, los Rockets comenzaron a aglomerar un número de victorias cada vez mayor y ser unos asiduos en playoffs. En 1981 se les presentó la primera gran oportunidad de conquistar el anillo. En primera ronda eliminarían a los Lakers para, posteriormente, deshacerse de San Antonio y Kansas City. La muralla de los Celtics emergería demasiado alta y caerían eliminados a seis partidos.
Aquella derrota supondría un mazazo para el equipo. Rudy Tomjanovich se retiraría ese mismo verano, Calvin Murphy haría lo propio en 1983 y Malone firmaría por los 76ers en verano de 1982 tras una decepcionante temporada de los Rockets. La primera bala había sido quemada, sin suerte.
Las torres gemelas y otro asalto frustrado
El desmantelamiento de la columna vertebral del equipo se tradujo en 14 y 29 victorias en las dos siguientes temporadas. Pero no duraría mucho más esta odisea por el pozo de la liga. El mal récord recopilado les permitió disfrutar de dos primeros picks en los draft de 1983 y 1984. Los nombres que aterrizarían serían los siguientes: Ralph Sampson y Hakeem Olajuwon. Las ‘Torres Gemerlas’ habían llegado.
En la primera campaña de ambos compartiendo pintura, los Rockets sumaron 19 triunfos más que en la anterior. En la siguiente, lograron el segundo mejor récord de la Conferencia Oeste (51-31). Y tanto Olajuwon como Sampson fueron elegidos para disputar el All-Star Game tras promediar unos números combinados de 42,4 puntos, 22,6 rebotes y 5,2 tapones por encuentro. Lewis Lloyd y John Lucas eran el principal sustento desde el juego exterior.
En los playoffs tuvieron una trayectoria relativamente plácida. Primero aplicaron a los Kings un duro correctivo (3-0) para eliminar a los Nuggets unas semanas después (4-2). En Finales de Conferencia sorprendieron (4-1) a los Lakers, vigentes campeones, en plena era del Showtime. Sin embargo, los Celtics les esperaban en las Finales y, al igual que había ocurrido un lustro antes, volvieron a claudicar ante ellos.
Los dos campeonatos
Hubo muchos cambios en la organización en los años venideros. A todos los niveles. Don Chaney sustituyó a Bill Fitch como entrenador y, en los despachos, Ray Patterson dejaba su puesto como general manager en manos de su hijo Steve para implicarse en la llegada de la NHL a Houston. Paralelamente, los temores iniciales se materializaron y un Ralph Sampson mermado por las lesiones fue traspasado a Golden State. A su vez, llegaron al equipo jugadores como Otis Thorpe, Vernon Maxwell o Kenny Smith, pero el equipo seguía siendo incapaz de competir en playoffs.
Esta situación se revirtió de forma escalonada con varios movimientos. En 1992, Rudy Tomjanovich se hacía cargo del puesto de entrenador. Un año después Tod Leiweke tomaba las riendas de las oficinas de los Rockets para, posteriormente, cerrar un traspaso por Clyde Drexler. Mientras tanto, desde el draft se reclutaron jugadores como Robert Horry y Sam Cassell. Todo ello dentro del marco de la compra del equipo por 85 millones de dólares realizada por parte de Leslie Alexander.
La primera retirada de Michael Jordan fue recibida por muchos equipos como la oportunidad propicia para asaltar el título y, esta vez, los Rockets no fallaron. Después de caer a manos de Seattle en Semifinales de Conferencia de 1993, Houston conquistó los títulos de 1994 y 1995. Por el camino tuvieron que deshacerse de equipos de muy alto nivel como San Antonio, Utah, Portland y, principalmente, unos Suns que los llevaron a siete partidos en ambos playoffs. En las Finales, Knicks (4-3) y Magic (4-0) serían las víctimas. Unos años que coincidieron con el prime de Olajuwon, quien conquistó un premio al MVP de la temporada, otros dos al MVP de las Finales y otros tantos al de Mejor Defensor entre 1993 y 1995.
Después de aquella serie ante Orlando, Rudy Tomjanovich pronunció su famoso discurso sobre el ‘Corazón del campeón’. Aquellos dos títulos consecutivos demostraron al mundo que aquellos Rockets no fueron una casualidad y supuso la redención por aquellos dos perdidos una década atrás.
Bienvenida al Toyota Center
El cambio de siglo afectó a todos por igual y la revolución económica que se estaba produciendo en la NBA precisaba de unas instalaciones a la medida de las exigencias del consumidor.
Ya desde 1995, Leslie Alexander había intentado dar inicio a la propuesta de construcción de un nuevo pabellón para albergar al equipo, aprovechando además el tirón mediático y deportivo por los campeonatos conquistados. Sin embargo, diversos problemas legales retrasaron el inicio de las obras hasta 2001. En octubre de 2003, el Toyota Center abría sus puertas tras una inversión de 235 millones de dólares.
Por su parte, The Summit, quien viviría otros cuatro títulos consecutivos entre 1997 y 2000 por parte de las Comets de la WNBA, fue cedida a la institución religiosa Lakewood Church, la cual invirtió 75 millones de dólares en renovaciones para reconfigurar el recinto de acuerdo a sus necesidades. El acuerdo que tiene actualmente Lakewood Church con la ciudad de Houston le permite exclusividad de uso y explotación.
Mientras dure la crisis por el coronavirus publicaremos diariamente varios contenidos independientes de la actualidad. Bucearemos en la historia de la NBA, tanto en la reciente, como en la de todas las décadas anteriores. Aprovecharemos este parón de la competición para conocer mejor a los equipos, los jugadores, los entrenadores, los directivos, los partidos llamativos, los pabellones y los equipos históricos por una u otra razón. Lo haremos aquí y en Extra nbamaniacs, lugar donde seguiremos publicando contenido especial libre de publicidad para que los lectores puedan seguir apoyándonos directamente.
Todo este plan editorial lo llevaremos a cabo para entretenernos y pasar mejor estas semanas de encierro que nos quedan a casi todos. ¡Salud!
(Fotografía de portada de Ronald Martinez/Getty Images/NBAE)
La entrada Serie ‘Pabellones NBA’: un sueño en The Summit se publicó primero en nbamaniacs.
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