Kemba Walker disfrutó como un niño esta pasada madrugada ante Portland. Ni siquiera la restricción de minutos que lo obligó a presenciar más de mitad del encuentro desde el banquillo logró borrar la sonrisa de su rostro. El momento cumbre de la noche llegó cuando Jaylen Brown anotó un triple en el minuto final para neutralizar la rebelión de los Blazers. Walker, con una toalla alrededor de su cuello, levantó su mano derecha y sencillamente disfrutó del momento. La reacción satisfecha y serena del que sabe que la responsabilidad del equipo se halla en buenas manos.
“Esos chicos son especiales”, dijo el base después de que Boston estrenara su casillero en Orlando por un resultado de 128-124. En efecto, lo son. Con la participación de Walker limitada a 22 minutos, Jayson Tatum, Jaylen Brown y Gordon Hayward tomaron el testigo y demostraron que el poder de los Celtics reside en lo colectivo. La conexión ‘Jay&Jay’ combinó sus esfuerzos para anotar 64 puntos. Hayward añadió otros 22. Entre los tres anotaron 15 de los 18 triples encestados por parte de los de Brad Stevens.
Una receta de una noche que asegura el éxito durante un reto tan exigente como los playoffs. O al menos te acerca a ello. “Para que seamos un gran equipo esos muchachos tendrán que estar así todas las noches. Tendrán que equilibrarse entre sí”, añadió el cuatro veces All-Star. “Tendrán que entenderse y quererse el uno al otro. Porque el talento de ambos es irreal. Simplemente llevan a nuestro equipo a otra dimensión cuando juegan baloncesto a este nivel.”
El guión escrito hubiera permitido que Walker irrumpiera como actor principal de la velada, pero sus rodillas y la concienzuda cautela de Brad Stevens lo han relegado a un papel secundario durante las últimas semanas. Él admite estar tranquilo, pero los Celtics necesitarán próximamente su mejor versión para aspirar al tan ansiado anillo.
Un detalle aún más alentador ha sido comprobar que Tatum, Brown y Hayward son capaces de asumir las responsabilidades en los momentos calientes y hacerse dueños del escenario. Los Celtics han anhelado en los últimos años el disponer de múltiples opciones sobre las que apoyarse en los momentos cruciales, una variedad de anotadores que confunda a los oponentes y que no les permita focalizar su atención defensiva en un único punto.
La verticalidad de Kemba imprime una marcha más al ritmo del equipo y en Boston se están frotando las manos con la posibilidad de poder contar con su trébol de cuatro hojas a pleno rendimiento de cara a los playoffs. “Extrañamos a Kemba, sin duda”, reconoció Brown. “Es un líder y nos da un equilibrio que necesitamos desesperadamente. No deberíamos haber sufrido en ese partido. Sentimos que es parte de nuestro crecimiento como equipo. Debemos ser capaces de liderar al equipo con los muchachos que dispongamos. Esto nos ayudará a dar el siguiente paso como jugadores de baloncesto pero también como pensadores del juego. Verlo, entenderlo y ejecutarlo correctamente.”
Tatum y Brown estuvieron muy cerca de liderar a las Finales a unos Celtics repletos de lesionados hace dos años, cuando cayeron derrotados ante Cleveland en el séptimo duelo de las Finales de Conferencia. Así, el techo de Boston se encuentra ineludiblemente ligado a la mejoría de su columna vertebral, principalmente los jóvenes.
“Somos muchachos jóvenes pero tenemos una buena cantidad de experiencia en playoffs. Hemos estado en algunos grandes partidos y en grandes momento”, afirmó Tatum. “Somos dos muchachos con mucha confianza que quieren estar ahí afuera haciendo grandes jugadas.”
Kemba Walker también quiere estar ahí fuera. Pero es mucho más sencillo abrazar el banquillo cuando hay jugadores como Brown, Tatum y Hayward manteniendo el equipo a flote.
(Fotografía de portada de Maddie Meyer/Getty Images)
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