La evolución nunca para.
Después de un impresionante fin de semana con triunfos de muchísimo valor en Dallas y en San Antonio, los Lakers se pusieron ayer 19 abajo en Chicago. Incluso entraron 13 abajo en el último cuarto, pero llegó la reacción: le dieron la vuelta al partido (los suplentes) con un bestial 16-0 que acabó en 29-4 de parcial y en otra derrota de los Bulls. Esto último, por desgracia para los aficionados de la franquicia de Illinois, no es novedad.
Fantástica remontada. Y ya son seis los triunfos consecutivos de los de púrpura y oro (6-1, mejor récord de la NBA), que han arrancado la temporada con las ideas muy claras, un grupo fuerte (muy físico) en el que un par de apuestas complicadas están dando frutos (Howard, Bradley…) y rindiendo a un nivel altísimo en defensa. Pero de todo eso ya hablamos ayer en drafteados. Hoy quiero hablar del actual mejor pasador de la NBA. Quiero hablar de LeBron James.
Son ya tres los triples-dobles consecutivos, algo que no se veía en Lakerland desde los tiempos de Magic. Van seis dobles-dobles en siete partidos, sigue instalado con su facilidad habitual por encima de los 25 puntos (pese a ceder gran parte del protagonismo ofensivo del equipo a Anthony Davis) y estoy francamente impresionado con su nivel físico. Siempre ha sido la bestia de todas las bestias, pero es que el muy animal está a menos de dos meses de cumplir 35 años y lleva más kilómetros en las piernas que el antiguo Volvo de mi padre.
Hasta aquí, lo normal. Lo normal para ser LeBron, claro. Pero lo que os voy a contar continuación no tiene nada de ordinario. Ni siquiera para los imposibles estándares del rey.
Versión Magic
LeBron, que ha empezado de base la temporada (de base real, con dos escoltas y dos interiores en el quinteto), está promediando 11,1 asistencias por partido. Es la cifra más alta de su carrera de largo (9,1 registró en su último año en Cleveland) y también el mejor dato de toda la NBA en lo que va de temporada (nunca ha sido el máximo asistente).
La marca en sí ya es impresionante. Pero hay más: LeBron está repartiendo el 47% de las asistencias totales de su equipo y el 51% de las que se reparten con él en cancha. También el dato más alto de su carrera (43,2% era su tope) y la mejor marca de toda la NBA. El récord histórico lo tiene John Stockton, con un 57,48%.
El 29,7% de las posesiones que decide (tiro, tiros libres, asistencia o pérdida) acaban en asistencia, la cifra más alta de su carrera. Y, aunque sigue perdiendo bastantes balones (3,9 por encuentro), su ratio asistencia/pérdida se ha disparado hasta un 2,89 que también es, de largo, su mejor marca personal.
En fin, que sigue a lo suyo. Aunque ‘lo suyo’ sea en este caso un concepto extraterrestre.
Es increíble. Con las canas asomando ya en los costados de su barba, LeBron sigue cumpliendo la gran máxima de su carrera deportiva: siempre, absolutamente siempre, se puede seguir mejorando en algo.
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